Post Stats
This content has 1146 words
This content has 6113 characters
This content will take about 5 minute(s) to read
Me hice amiga del silencio a pesar de ser en palabras, me encuentro sentada en mi cocina y nada está fuera de lugar, cada objeto tiene un lugar de residencia o se va a la basura. Nada me sirve si no tiene un lugar sereno donde descansar, sea un salero o mi cuerpo, un individual o mis demonios. Todo duerme en el espacio que hoy encontré para ir contra el mundo, en muchas ocasiones cuestionándome esta, mi fórmula y forma de transitar la vida. No corro si no es urgente, y urgente es la vida, la salud o un antojo, para mí nada que ocurra después de las 20 no puede esperar hasta el otro día, por eso mi día se va cerrando a las 18 hs y mi teléfono entra en modo sueño a las 20 hs. Solo recibe llamadas urgentes, el resto es mi elección. Hoy lunes cocinaré a la parrilla porque siento que los días de verano se escurren y leer mientras el fuego suena me gusta, me serena y son momentos que disfruto. Trabajé mucho para trabajar de lo que quiero, ser dueña de mi tiempo me da la libertad de no estar atada a una rutina que sin duda me opaca y para la que soy tan mala como para los números y los trámites, es temeroso y peligroso mandarme al banco, soy una nena repitiendo en mi cabeza lo que tengo que pedir y me pone muy nerviosa.
Cerca de los 50 necesito volver a terapia, sentarme con Mayra a trabajar en el combo que más me cuesta, la espiritualidad y la practicidad viviendo en un cuerpo que siente y piensa fuerte, hubo guerras duras aquí adentro que dejaron más aprendizajes que heridas porque tengo memoria selectiva y no conozco ni el rencor y me aburre el reconto de todo lo que me paso para llegar hasta aquí. Cada uno libra sus batallas, solo el individuo tiene dimensión de su gravedad. A veces me parece que se pierde el foco de la empatía y me enoja sentir que hay una competencia de sufrimiento y desgracia en las conversaciones cotidianas, me pone soberbia y no me gusto, pero me es inevitable callar “ese es tu mayor problema?, deja de quejarte de boludeces, agradece a la vida” porque si decimos cosas lindas sentimos cosas lindas y nos escuchan con oído activo que nos puede ayudar en una charla a salir del ruido oscuro que se instala cuando nuestro mundo se hace ínfimo y solo contemplamos la desgracia que justifica el miedo que nos paraliza para crecer y hacernos cargo de que no somos lo que soñamos, pero que aún podemos serlo si pateamos el tablero, movemos fichas o soñamos cosas nuevas. El enojo, la frustración y la resignación son primas del miedo a ser quienes queremos, es el descanso del que dura, de quien no piensa en el futuro como una manera de construir legado, sino como una carga en que siempre es martes a la espera de que algo malo pase.
Saco los huevos del fuego, no es una metáfora y vuelvo sobre el silencio que me envuelve. No estoy muy informada, soy periodista, pero me enoja consumir noticias que me invitan a debates en los que no tengo posibilidad de modificar nada y tampoco interés en dedicarle tiempo a buscar esas soluciones. Yo no pongo canales de noticias cuando me despierto, veo en plataformas lo que me inquieta y aprendí a guardar la mayoría de los impulsos . Digo impulsos porque creo que las opiniones requieren más tiempo que siete minutos de una entrevista. La mayoría de las veces prefiero dedicar ese tiempo a ver un documental, leer sobre historia de reinas poderosas o ver a mis hijos crecer en fotos. Vivo donde quiero, y no tiene que ver con geografía o metros cuadrados, mi casa tiene su rutina propia, a veces todos miramos un debate electoral picada de por medio y con opiniones diversas, otras nos repetimos que somos felices y los cuatro nos trenzamos en juegos físicos donde los cuerpos se confunden y los besos suenan a risas, a veces no nos vemos y cada uno ocupa un lugar individual y sagrado, si, puede ser el baño o cualquier otro y no hace falta hablar, un “te amo” a la pasada es suficiente para sabernos presentes y cerca.
En este momento en que pocas ganas tengo de relacionarme con humanos que no me dejen pensando o sintiendo después de un encuentro, estoy buceando mucho en mí. Creo ver a mi alrededor a tantos que encontraron su propósito que no dudo que es mi deuda conmigo, a qué vine? cuál será mi legado? De que estarán orgullosos mis hijos y mi amor cuando ya no esté?, que habré sembrado en un otro desconocido para que aunque no recuerde mi nombre sepa que estuve ahí?. No son preguntas que requieran respuestas complacientes porque si quiero me las invento, tienen que ver con la calma de la meta que no quiero nunca sea tal. ¿Qué me apasiona además de viajar?, que me levanta de la cama con ganas? ¿Qué no me canso de hacer nunca? ¿Cuál es mi propósito? ¿Cuál es mi camino? . Se me acelera el corazón un poco y se me escapa una sonrisita boba porque tal vez, solo tal vez, lo tenga ante mí y lo esté llamando como una mosca en la bruma. Yo solo quiero comunicar, solo quiero escribir y hablar. Más lo primero que lo segundo, pero siempre tuve el miedo paralizante de que no fuera interesante, de que no tuviera el éxito socialmente esperado, ya que Harry Potter ya está en libros y tratar de sumar una reflexión que mejore el día de quien me lee me pareció siempre una ambición para la que no estaba calificada. No escribo porque quiero, no tengo conducta ni un hilo, escribo porque es una pulsión inevitable que me arma como un rompecabezas que no refleja un paisaje, sino a una mujer compleja de vida simple, que está envejeciendo en el goce pleno de las cosas pequeñas, que intenta no siempre satisfactoriamente encontrar el equilibrio de nadar en barro y emerger en aguas cristalinas. Manuel me ronda porque tiene hambre, sabe que cuando el teclado suena estoy desnuda, se retira sigilosamente para darme el espacio que ocupó este texto, mientras los huevos hierven y todo esto pasa en mi cabeza. Por Dios cuanto amor siento, gracias por este viaje tan hermoso que es vivir.